miércoles, 30 de mayo de 2012

52. Acogida

El black hawk aterrizó en la azotea, donde se encontraban agrupados parte del personal, visitantes y algunos pacientes del Hospital Argerich: el resto de ocupantes fue asesinado por el grupo armado que se tomó el edificio. Ni siquiera el ruido del motor podía apagar los gritos de la muchedumbre que atestaba las calles circundantes y que, sin saber quién venía en el aparato o quiénes eran los individuos vestidos de negro y armados que oportunamente impidieron la perversión que se estaba cometiendo en el hospital, clamaban por la llegada espectacular de quien, a todas luces, lideraba el equipo de gente armada que lentamente abría paso en la azotea para que el helicóptero detuviera sus motores de forma segura. Obligados mediante armas apuntándoles, el equipo periodístico de NotiOcho, conformado por el recién viudo notero Esteban Stevenson y su camarógrafo asignado Efraín Ramírez, cubre en vivo y en directo, y para todos los canales de la televisión nacional, la situación de tensión que se vive en el techo del edificio. La camilla de Pedro Alarcón, su familia y el equipo de médicos que logró curarlo se encuentra en un rincón de la terraza y aislada mediante una cadena humana hecha por los guardianes de negro: están esperando. Al fin los motores del helicóptero paran de girar y desde el interior del aparato se bajan más guardianes de negro, tal vez unos diez y al final, quien parece presidir la comitiva: un tipo flaco y alto en traje blanco, más o menos unos 60 años muy bien cuidados, sombrero de delicado mimbre, lentes de carey oscuros, cara cuidadosamente afeitada, una pipa en su boca, camisa color rosa de lino sin corbata, cinturón blanco de hebilla plateada mate y de tamaño mediano, manos en los bolsillos del pantalón de las cuales solamente sacó una, la izquierda, para sostener la pipa mientras bajaba del helicóptero. "La cámara lo ama", entre dientes y olvidando por un instante el miedo que lo acosaba, dijo el joven camarógrafo mientras seguía cuidadosamente la rimbombante entrada del profesor Jean Francois Pickard. Atrás de él y con un traje parecido, sólo que de camisa azul celeste muy claro y sin sombrero mostrando su cabello canoso, apareció su segundo: el doctor Francis Rheingold.

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